Confecciones de invierno












(instalación tensada con hilos de 23 metros de tela con imágenes fotográficas transferidas y cosido)

Dicen que nadie puede vivir sin una historia, que uno es porque hay algunos que fueron, que existieron y que hicieron. De pronto me vi buscando respuestas en esos objetos inanimados, que me dijeran quiénes habían sido esos personajes que aparecían en las fotos que mi madre tan celosamente guardaba, por qué habían llegado esas tijeras a mis manos.

Descubrí que hablaban otro idioma y quise entonces inventar el mío. Me serví de esos materiales legados, las fotos, la máquina de coser, las tijeras, como pretendiendo que en su uso aparezcan recuerdos guardados. Cada puntada en la tela coincidía con un pequeño paso en la reconstrucción de la historia familiar. Ahora pareciera que ellos también lo están observando: ya sea el eterno invierno nevado de los paisajes rusos, o una tienda de campaña de guerra, o el tendedero de los conventillos por los que pasaron...

Septiembre 2004

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